IBARRA EN EL NORESTE Y EN PLEITO CONTRA LA NUEVA GALICIA

En la Sierra Madre Occidental, al sur de Durango, al oeste de Zacatecas y Jalisco, y al este de Nayarit se encuentra el pueblo nativo de Santa María de Huazamota, ocupado por indígenas muy belicosos y degenerados. Ibarra partió de Chiametla a esa región cruzando el rio San Pedro, logrando pacificar a los indios, donde permaneció seis meses buscando minas, sin buenos resultados.

De Guazamota Ibarra regresó a Durango, de donde había estado ausente tres años. Las tierra del norte ya habían sido exploradas desde el 1563 – 1564 y el gobernador decidió continuar con esa exploración , pero debido a su mala salud envió a Rodrigo del Rio.  Rodrigo partió de Durango en 1567, llegó a Indé, donde colonizó y explotó la minería que resultó ser muy productiva. De hecho, fue la primera región que realmente contribuyó a los ingresos reales de la Nueva Vizcaya.

Hoy día, aún sobreviven algunas casas de los ricos mineros de Indé, Dgo.

Sin embargo, la producción minera decayó, debido a los ataques de los indios, de tal suerte que para 1573 solo había diez habitantes en la región.

Rodrigo de Rio fue nombrado alcalde mayor de Indé y por fin logro apaciguar a los nativos de los alrededores. Rodrigo recibió ordenes del gobernador Ibarra de colonizar más allá del rio Conchos y a fines del 1567 fundó Santa Bárbara, en le valle de San Bartolomé, localizado a setenta y cinco millas al norte de Indé, cerca de rio Florido, afluente del Conchos.

Las minas de Santa Bárbara resultaron muy ricas en plata. Los indígenas que vivían en sus alrededores pertenecían a  la tribu de los conchos, parientes de los tarahumaras. Tenían poca civilización, no vestían ropa, no tenían casa permanente, desconocían el cultivo, comían calabazas, raíces, frutos silvestres y cazaban. Eran flojos, sucios, y repelentes. Santa Bárbara, durante la época de Ibarra fue considerada la última frontera española en el norte.

Al este de Zacatecas se encontraron las minas de Mazapil en el 1568 por unos mineros de Zacatecas. La audiencia de Nueva Galicia tomó posesión de Mazapil y lo hizo una alcaldía mayor.

En ese 1568, un teniente del alcalde mayor de Mazapil, Francisco Cano, exploró al norte, hasta la altura de la laguna de Parras, llamada laguna de Nuevo México. Cano recomendó la ocupación lo más pronto posible de esa región ya que se encontraba más cerca el Pánuco, en la costa del Golfo o Seno Mexicano, a donde podrían llegar los barcos. Arriba, la casa del marqués de San Mguel de Aguayo, en  el 440 aniversario de Mazapil, Zacatecas.

Ese territorio ya había sido explorado un año antes por el padre Pedro de Espinareda, quien fue de San Martín a Pánuco, predicando a los nativos. A su regresó a Nombre de Dios  el 20 de enero de 1567,  relató su viaje al oidor Orozco. Recomendó que esta sería un ruta muy buena para comunicar, España, con Panuco, con Zacatecas y Nueva Galicia. Para 1569 ya había en Mazapil ciento cincuenta españoles buscando minas. Pero los indios eran muy salvajes, obligando a los españoles a refugiarse, por lo que la población, para 1573 descendió a treinta personas.

Hermoso templo barroco de Mazapil, Zacatecas. Parroquia de San Gregorio Magno.

Después de estas intervenciones por Ibarra, dedicó el resto de su vida a la administración de la provincia de la Nueva Vizcaya, en especial a sus minas que había descubierto. La intervención de Francisco de Ibarra en Culiacán, Sinaloa y Chiametla, dio por resultado la confiscación y repartimiento de encomiendas, por lo cual, los alcaldes de Nueva Galicia hayan hecho una serie de protestas.

No debemos de olvidar, el que estas encomiendas de Culiacán, Sinaloa y Chiametla ya se habían hecho desde la época d Nuño de Guzmán, pero habían sido abandonadas y luego otorgadas al doctor Morones, por le virrey Velasco, pero no fue posible que se restablecieran, como ya lo hemos mencionado anteriormente.

La audiencia de Nueva Galicia nunca vio con buenos ojos a Ibarra, gobernador de la Nueva Vizcaya, pero las protestas de la Nueva Galicia nunca dieron resultados, a pesar de una serie de acusación, como la queja de que las minas de Vizcaya pagaban una vigésima parte del total, mientras que Galicia la décima parte.

Nueva Galicia quería que toda la provincia de Nueva Vizcaya quedara en su poder, y no en la de Mèxico, como así quedó eventualmente, por mandato del rey. Sin embargo, tenemos que admitir, el que en varias ocasiones Ibarra sobrepasó los limites de su jurisdicción, aunque la mayoría de esos actos eran en beneficio del rey, lo que de algún modo justificaban las protestas de la audiencia de Nueva Galicia.

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