De Talavera a Guadalupe esta relativamente cerca, 70 km, pero esta vez nos desviamos 42 km., hasta que logramos llegar a media tarde. JSG
De Talavera a Guadalupe esta relativamente cerca, 70 km, pero esta vez nos desviamos 42 km., hasta que logramos llegar a media tarde. JSG
La razón de nuestra desviación es que los señalamiento para GUADALUPE no son frecuentes ni oportunos. JSG
JSG
Por fin, encontramos la indicación para Guadalupe, pero ya nos habíamos desviado como 42 km., y nos regresamos y subimos. JSG
Guadalupe 11 km., Talavera 113 km., de donde habíamos salido. JSG
Guadalupe
Llegamos al hostal Alba Taruta, el cual se encuentra a 80 metros del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, con excelentes condiciones de servicio. Por la noche, las calles bien iluminadas.
JSG
El Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, franciscano, situado en la localidad española de Guadalupe, en la provincia de Cáceres. Su templo custodia la imagen de la Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura y Reina de la Hispanidad, y tiene el título de basílica, otorgado por el papa Pío XII en 1955. Comenzada la construcción del monasterio en el siglo xiv, en su interior se aprecian distintos estilos artísticos: gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993.
Antes de la ampliación monástica, el santuario se mantuvo como priorato secular entre 1341 y 1389, bajo patronato real y señorío civil. En 1389 pasó a ser monasterio, según una real provisión expedida por el rey Juan I (r.1379-1390), el segundo Trastámara. Sus nuevos moradores fueron una comunidad de 32 monjes jerónimos procedentes del monasterio de San Bartolomé en Lupiana (Guadalajara). En 1835 tuvo lugar la exclaustración, quedando la iglesia para uso de parroquia dependiente de Toledo.
Cuatro décadas después, durante la Restauración borbónica(1874-1931), se declaró al conjunto Monumento Nacional (1879). El rey Alfonso XIII (r. 1886-1931) consignó una Real Orden para la entrega del monasterio a una comunidad de franciscanos observantes, con lo que comenzó una nueva etapa. En la década de 1950 la comunidad franciscana que habitaba el monasterio contaba con unos cincuenta miembros; en la actualidad está formada por ocho miembros.2Su actual guardián es Guillermo Cerrato.
Contexto histórico. Después de la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, la hegemonía de los almohades llegó a su fin y tuvieron que replegarse al norte de África. En la península quedó como reino fuerte el reino de Granada. Pero en África los almohades se encontraron con otro enemigo, los benims, que una vez conquistados Marruecos, Argelia y Túnez, pusieron los ojos en la península declarando la guerra santa a los reinos cristianos y ocupando las ciudades de Ronda, Algeciras y Gibraltar.
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La oposición les llegó años más tarde, cuando en 1340 se dio la batalla del Salado: Benimerines contra la coalición cristiana castellano-portuguesa al mando de los reyes Alfonso XI de Castilla y Alfonso IV de Portugal. La victoria fue para la coalición cristiana y los benimerines tuvieron que retirarse al norte de África.
La tradición cuenta que Alfonso XI se había encomendado a la Virgen de Guadalupe, que había sido encontrada tiempo atrás en las inmediaciones del río Guadalupe. Entre los siglos xi y xiv se vivió un tiempo de apariciones divinas con imágenes de la Virgen ocultas en lugares frecuentados por pastores. El rey no dudo sobre la intercesión de la Virgen en la victoria de la batalla del Salado y en agradecimiento mandó construir una iglesia en el lugar donde ya había una modesta ermita. Así se convirtió en el protector del primer santuario dedicado a esta virgen. A partir de entonces se fue formando alrededor del santuario una puebla reconocida por Alfonso XI como lugar de realengo.
África.
Hubo un monje llamado Diego de Écija que escribió una crónica del monasterio entre los años 1467-1534 con el título de Libro de la invención de esta Santa Imagen de Guadalupe y de la erección y fundación de este monasterio; y de algunas cosas particulares y vida de algunos religiosos de él. Según fray Diego, el origen fue una capilla o eremitorio que se levantó a raíz de la aparición de la imagen a un pastor de nombre desconocido, en los albores del siglo xiv.
En 1743, el monje Francisco de San José puso nombre al pastor de la leyenda Gil Cordero de Santa María, uno de los primeros pobladores del lugar.6 El edificio que conoció el rey Alfonso XI en 1330 ya estaba en ruinas. Mandó agrandarlo digno de la devoción de la Virgen de Guadalupe. En seis años se hicieron las ampliaciones por Toribio Fernández procurador del cardenal de Curia y Corte Pedro Gómez Barroso. Alfonso XI mandó que se establecieran los límites, El siguiente paso fue el amojonamiento de la puebla y el santuario, tras lo cual quedó Guadalupe independiente y emancipada de Talavera de la Reina. La reconstrucción del santuario en estilo mudéjar toledano. JSG
El 6 de enero de 1341 el arzobispo de Toledo redactó un documento por el que se instituía el priorato secular de Santa María de Guadalupe y se reconocía el patronazgo en la figura del rey y de sus sucesores. A continuación el rey propuso como primer prior al ya mencionado cardenal Pedro Gómez Barroso, principal custodio del santuario. JSG
Pedro Gómez Barroso murió en Aviñón en 1345 y el rey presentó a su sucesor Toribio Fernández de Mena (1345-1367). Alfonso XI cambió sobre la puebla la condición de realengo por la de señorío civil, de manera que pasó a ser propiedad de la autoridad eclesiástica, es decir del prior secular. El prior Toribio murió en 1367 y fue enterrado en la iglesia de Guadalupe. Lo sucedió Diego Fernández, cuyo mandato coincidió con los reinados de Enrique II y Juan I. JSG
A Diego Fernández lo sucedió Juan Serrano en 1383, que fue el último de los priores seculares. A los seis años de su priorato, en 1389, hizo entrega del santuario a la Orden de San Jerónimo y marchó a ocupar su nuevo puesto como obispo de Segovia.
Durante estos 48 años de priorato secular, el santuario creció en importancia, especialmente por la devoción a la Virgen de Guadalupe muy extendida por todo el reino. A ella acudían peregrinos de distintas procedencias. Para facilitar el acceso a los viajeros que llegaban desde el norte, el arzobispo de Toledo Pedro Tenorio mandó construir en 1383 un puente sobre el río Tajo, en cuyo entorno se fue formando la villa de El Puente del Arzobispo. JSG
Juan Serrano —último prior de Guadalupe — entregó el santuario a fray Fernando Yáñez de Figueroa que por entonces era prior del convento jerónimo de San Bartolomé de Lupiana situado a 20 km de Guadalajara. De esta forma pasó la iglesia de Guadalupe a formar parte de un extenso complejo monástico. A continuación el rey renunció a su derecho de patronazgo entregándolo a fray Fernando y a sus sucesores. El rey entregó también todas las propiedades vinculadas al santuario y que él mismo había recibido de sus antecesores.
Entregó y detalló los términos y el señorío de «mero y mixto imperio» que gobernaba sobre la Puebla reciente de Guadalupe.
Cinco años más tarde, en 1394, Benedicto XIII entregó la bula«his quae pro utilitate» confirmando la transformación del santuario de Guadalupe en monasterio.
Los monjes jerónimos fueron durante 463 años los gobernantes absolutos. A lo largo de los siglos el conjunto monástico fue creciendo y haciéndose grandioso, con una extensión de alrededor de 22 000 m² cuadrados. Creció también en espiritualidad y devoción a la Virgen de Guadalupe, devoción que se extendió por toda la península e islas Canarias y que fue extensible a Hispanoamérica a partir del Descubrimiento.
Colon y los Reyes Católicos
Es histórica y conocida la relación que tuvo este monasterio con los Reyes Católicos y Cristóbal Colón. Los reyes recibieron aquí a Colón en 1486 y 1489; en 1492 tras la conquista de Granada vinieron a este lugar en busca de paz y descanso. En el mes de junio los monarcas firmaron dos sobrecartas que enviaron a Juan de Peñalosa, una era para Moguer y otros lugares; otra para Palos. El texto requería el cumplimiento de las reales provisiones de 30 de abril de 1492
Real Provisión de los Reyes Católicos
DIRIGIDA A CIERTOS VECINOS DE PALOS PARA QUE ENTREGUEN A CRISTÓBAL COLÓN DOS CARABELAS
Granada, 30 de Abril de 1492.
Vien sabedes como por algunas cosas fechas e cometidas por vosotros en desserbicio nuestro, por los del nuestro Consejo fuistes condenados a que fuésedes obligados a nos serbir dos meses con dos carabelas armadas a vuestras propias costas e espensas cada e quando e doquier que por nos vos fuese mandado so ciertas penas, segund que todo más largamente en la dicha sentencia que contra vosotros fue dada se contiene. E agora, por quanto nos avemos mandado a Christoval Colón que vaya con tres carabelas de armada, como nuestro capitán de las dichas tres carabelas, para ciertas partes de la mar océana sobre algunas cosas que cunplen a nuestro servicio e nos queremos que llebe consigo las dichas dos carabelas con que asy nos aveis de servir…
Archivo General de India. Signatura: PATRONATO, 295, N.
En 1493 volvió Colón a Guadalupe en cumplimiento de la promesa escrita en su diario de a bordo para dar las gracias por haber sobrevivido al viaje de vuelta desde las Indias. El 29 de julio de 1496 tuvo lugar el bautizo de los indígenas americanos trasladados al Viejo Continente en concepto de criados.Por estos años, el humanista alemán Hieronymus Münzer visitó el monasterio e, impresionado, dejó de él una descripción detallada.
JSG
En el interior de la iglesia de Guadalupe, abajo del coro, se encuentra este lienzo de Juan Manuel Núñez, bautizo de dos indios, Cristóbal y Pedro, en presencia de Cristóbal Colón y en la misma pila bautismal que se encuentra en el atrio, frente a la fachada principal de la iglesia, hoy día. JSG
Desamortización y Parroquia
El 18 de septiembre de 1835, siendo prior fray Cenón de Garbayuela, el monasterio dejó de pertenecer a la orden jerónima para convertir su iglesia en parroquia secular dependiente de la archidiócesis de Toledo. Su primer párroco fue el ex prior fray Cenón que se mantuvo desde 1835-1856. Los años que siguieron a la exclaustración hasta 1908 las dependencias monacales sufrieron abandono, pillaje y ruina.
Resurgimiento franciscano
En estos años de 1908,se alzaron voces para la restauración lideradas por escritores, intelectuales y ciudadanos de la Puebla. Los sucesos más importantes fueron la peregrinación regional del 12 de octubre de 1906 y la declaración del Patronato de Nuestra Señora de Guadalupe a favor de Extremadura, otorgada por el papa Pío X el 20 de marzo de 1907. Como consecuencia se encomendó la custodia y dirección del santuario-parroquia a la orden franciscana. En noviembre de 1908 se recibió la Real Orden de Alfonso XIII escrita el 20 de mayo. Así comenzó una nueva etapa, con los frailes franciscanos al frente
Los franciscanos iniciaron la reconstrucción arquitectónica, artística y espiritual consiguiendo un complejo monástico de grandes dimensiones. En la década de 1950 la comunidad franciscana que habitaba el monasterio contaba con unos cincuenta miembros. El papa Pío XII otorgó al templo el título de basílica menor en 1955 y Juan Pablo II lo visitó el 4 de noviembre de 1982.
A partir de la constitución de Extremadura como comunidad autónoma el monasterio recibió más ayudas, reformas, actividades culturales y honores. El 24 de julio de 1992, con motivo de las celebraciones del V Centenario del Descubrimiento de América, recibió la Medalla de Extremadura en la persona de fray Serafín Chamorro, guardián franciscano del monasterio. Otro honor que recibió fue el pertenecer al Patrimonio de la Humanidad. En la actualidad, la comunidad franciscana del monasterio consta de ocho miembros.
La fachada es la imagen más conocida del monasterio. Da a la plaza Mayor y es de estilo gótico avanzado con elementos mudéjares. Está flanqueada por dos sólidas torres medievales y dominada por el rosetón del lado sur del crucero. Se muestra sobre una gran escalinata que conduce a las dos puertas ojivales de bronce que dan acceso al templo. Estas puertas, que reproducen motivos de la vida de Jesús y de la Virgen, son obra de Paolo de Colonia y datan de finales del siglo xiv, lo que las convierte en unas de las puertas de bronce más antiguas de las conservadas en España. JSG
El templo es gótico, edificado en el siglo xiv y reformado en los siglos xv y XVIII. Tiene planta rectangular, con tres naves de cuatro tramos que están cubiertas con bóvedas de crucería, más complejas en la nave central que en las laterales. La central es más elevada, está recorrida por una galería abierta al templo y en la parte más alta se encuentran arquerías góticas (claristorio) que iluminan el interior. El transepto tiene la longitud de las tres naves. En el crucero se eleva un cimborrio de planta octogonal. JSG
La Reja, forjada en hierro con detalles dorados, gótico-renacentista, que se extiende a lo largo de las tres naves. La central es más alta y está más ornamentada. La reja se divide en cinco calles, la central más ancha se abre a la nave con dos puertas. Tiene dos pisos y está rematada por una crestería con elementos heráldicos. Es obra de los frailes dominicos Francisco de Salamanca y Juan de Ávila, que trabajaron en ella desde 1510 a 1514.
JSG
Altar Mayor
Se levanta en tres pisos (cuerpos) que remata un crucifijo, cubierto con un frontón curvo partido de diseño barroco en medio del cual hay un jarrón con azucenas, que simbolizan la pureza de María y son el emblema del monasterio. Lo flanquean esculturas ornamentales y los escudos de los Austrias, la dinastía reinante en España en aquel tiempo. Las esculturas, obra de Giraldo de Merlo, se reparten en la calle central y en las entrecalles. JSG
Altar Mayor
Se levanta en tres pisos (cuerpos) que remata un crucifijo, cubierto con un frontón curvo partido de diseño barroco en medio del cual hay un jarrón con azucenas, que simbolizan la pureza de María y son el emblema del monasterio. Lo flanquean esculturas ornamentales y los escudos de los Austrias, la dinastía reinante en España en aquel tiempo. Las esculturas, obra de Giraldo de Merlo, se reparten en la calle central y en las entrecalles. JSG
El retablo mayor está presidido en el tercer piso de la calle central por san Jerónimo, como referencia a la orden de los jerónimos, los frailes del monasterio. El retablo alberga una pieza singular; se trata del llamado “Escritorio de Felipe II”. En realidad, es un bargueño renacentista, de cedro y acero, adornado con damasquinados de plata y oro; en la parte inferior muestra cinco planchas rectangulares doradas con un par de figuras femeninas de estilo renacentista.
JSG
Lo flanquean dos pares de columnas jónicas y se cierra con un frontón partido. Fue elaborado en Roma en 1561, y Felipe II lo donó al monasterio para que se utilizara como sagrario. Las pinturas (siglo xvii) ocupan las calles laterales del retablo. Las tres de la izquierda son de Vicente Carducho y representan la Anunciación, el Nacimiento y la Adoración de los Magos. Las de la derecha pertenecen a Eugenio Cagés y representan, la Asunción, Resurrección y Pentecostés. JSG
Aquí se encuentran los sepulcros de Enrique IV de Castilla y de su madre María de Aragón, representados en actitud orante, y los de don Dionís de Portugal y su esposa, frustrados candidatos al trono del país vecino. Todos ellos son obra de Giraldo de Merlo, el escultor del retablo mayor.
Los retablos laterales están dedicados a San Pedro, obra de Manuel de Larra, y San Pablo. JSG
Calle y fuente de la Corredera, paralela a ella comienza la calle Barrero, en el barrio de Arriba, camino por el que bajaban los peregrinos del norte y por San Jerónimo, patrón de la Puebla y Villa y se montaba la feria de los Burros. JSG
Otro día, 19 de julio del 2024, a las 8.30 a.am., desayunamos frente al monasterio de Guadalupe y de la Pila Bautismal de Indianos. JSG
JULIO 19 DEL 2024 , 84 AÑOS. Otra vez fuera de México.
Real Monasterio de Guadalupe, Extremadura, España, 8.30 a.m.
Al terminar nuestro desayuno, iniciamos la visita al Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe. Eran las 9.o horas a.m.
Monasterio como panteón funerario, donde se encuentran:
Enrique IV de Castilla(1425-1474), rey de Castilla. Hijo de Juan II de Castilla y de María de Aragón.
María de Aragón (1403-1445), primera esposa de Juan II de Castilla y madre de Enrique IV
Dionisio de Portugal(1354-1397), hijo de Pedro I de Portugal y de Inés de Castro, en la Real Capilla de Santa Catalina.
Juana Enríquez de Castilla, hija natural de Enrique II de Castilla y de Juana de Cifuentes, además de ser la esposa del anterior, junto al que se encuentra sepultada en la Real Capilla de Santa Catalina.
Antes de entrar al claustro, encontramos una sala de espera, donde se organiza la visita guiada y donde podemos apreciar varios cuadros y esculturas alusivas. JSG
En el centro se levanta un templete, el elemento más característico del claustro del claustro
Claustro Mudéjar
El claustro fue edificado entre los siglos xiv y xv en estilo gótico-mudéjar. Es de planta rectangular, tiene dos pisos y una superficie de 1680 metros cuadrados. El de la planta baja se define por arcos islámicos apuntados unidos en la parte inferior por un pequeño muro construido a base de arcos seriados, también apuntados. La galería de la primera planta tiene arcos de influencia islámica de herradura que apoyan en pilares unidos por un pretil corrido.
En el centro se levanta un templete, el elemento más característico del claustro. Edificado en 1405, es de planta cuadrada, con cuatro arcos góticos en cada fachada que a su vez se subdividen en otros dos arcos apuntados de menor altura. Lo rematan tres pisos de planta octogonal con frontones apuntados que decrecen hasta rematar con una pirámide. Dominan los motivos ornamentales mudéjares que, como es habitual en este estilo, se resaltan con piezas de cerámica en las que predomina el verde.
En el ángulo noroeste se encuentra el lavatorio; es decir, la fuente que servía a los monjes para el lavado antes de entrar al comedor, que se encontraba próximo. Está decorado con azulejos vidriados de estilo islámico. La fuente es copia de que la se encuentra en el baptisterio.
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De los muros interiores del claustro cuelgan treinta grandes lienzos que representan milagros atribuidos a la Virgen de Guadalupe, de ahí que también se denomine “Claustro de los Milagros”. En su mayor parte pertenecen al monje del monasterio fray Juan de Santa María que los pintó en torno a 1620. Son de un barroco tosco por la composición, dibujo y color. En ellos predomina el adoctrinamiento sobre el arte.
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Claustro Gótico
Se encuentra en las edificaciones situadas al oeste del monasterio; sus dependencias se emplearon principalmente como hospital y farmacia y, por este motivo, también se llamó “claustro de la botica”. El monasterio contó con cuatro hospitales: de san Juan Bautista, de mujeres, del obispo y de niños expósitos. En la actualidad el claustro forma parte de la hospedería del monasterio, que cuenta con 47 habitaciones.
El claustro de planta cuadrada, tiene 840 metros cuadrados de superficie y se construyó, entre 1519 y 1533, a partir de los proyectos de Antón Egas y Alonso de Covarrubias; pertenece por tanto al Renacimiento, aunque mantiene elementos góticos. Tiene tres plantas. La planta baja se configura con arcos de medio punto que descansan en pilares octogonales y quedan enmarcados en alfices, mostrando así un carácter mudéjar. La primera planta pertenece al gótico tardío, con arcos apuntados que se superponen en su apertura a los de la planta inferior y que, a su vez, se subdividen en otros dos arcos con tracerías góticas. La tercera y última planta es de estilo renacentista: presenta arcos rebajados cuya apertura es la mitad de los arcos de las plantas inferiores.
Camarín de la Virgen
Es una construcción barroca, de planta octogonal, que se cubre con tambor, cúpula y lucernario. Fue construida en 1696 según los planos de Francisco Rodríguez, con el objeto de albergar la imagen de la Virgen de Guadalupe.24 Las esculturas que rodean el trono de la Virgen se atribuyen a Pedro Duque Cornejo. En las paredes cuelgan nueve cuadros de gran formato con escenas de la vida de María, pintados a finales del siglo xvii por Luca Giordano, artista napolitano, por encargo de Carlos II el Hechizado. Las pinturas murales se ejecutaron entre 1736 y 1741 por el pintor sevillano Pedro José de Uceda.
LAS LEYENDAS DE LA VIRGEN DE GUADALUPE: EXTREMADURA Y MÉXICO
La leyenda de la Virgen de Guadalupe se remonta hasta el siglo I del cristianismo, cuentan que la autoría de la talla correspondería a San Lucas y que muerto el evangelista en Beocia (actual Grecia), la imagen sería enterrada con él y seguiría su misma suerte.
A mediados del siglo IV tanto el cuerpo del evangelista como la imagen fueron trasladados a Bizancio (Constantinopla), desde allí la imagen fue llevada hacia Roma en el año 582.
Por aquellos entonces se desató en la ciudad una terrible peste que acabó con la vida de muchas personas y entre ellas la del papa Pelagio II.
Siendo elegido posteriormente papa San Gregorio Magno mandó hacer letanías y procesionar la imagen que tenía en el oratorio personal que no era otra que Nuestra Señora de Guadalupe.
Estando en procesión se oyó un canto celestial similar al de unos ángeles que entonaban al aire loas a la Santa Virgen diciendo
Alégrate, Reina del Cielo, alégrate. Aquí el que tú mereciste concebir y parir ya es resucitado según lo dijo.
Justo después apareció sobre el conocido actualmente como Castillo de Sant’Angelo, un ángel limpiando la sangre de una espada. Después de todo esto la pestilencia cesó en la ciudad y San Gregorio se convirtió en un fiel devoto de la imagen.
Unos años más tarde, San Gregorio envió varias reliquias al arzobispo de Sevilla, San Leandro en agradecimiento por haberse ocupado de destruir la herejía de Los Arrianos. Entre esas reliquias se encontraba la imagen de la Virgen de Guadalupe. Yendo la imagen en un navío desde Roma hasta Sevilla se desató una terrible tempestad que puso en peligro al barco y a sus ocupantes, entonces uno de los clérigos, movido por la fe y la devoción sacó la imagen de la Virgen a cubierta y le suplicó con tanta humildad y devoción que cesase la tempestad que la tormenta amainó automáticamente.
Conociendo San Leandro el presente enviado por el Papa salió al puerto a recibir a la imagen y con gran veneración fue trasladada a sus aposentos. Siendo posteriormente entronizada en la principal iglesia de Sevilla y venerada con gran fervor por todo el pueblo.
Pero la invasión árabe, en el año 711, hizo que algunos clérigos sevillanos tuvieran que huir de la ciudad hacia el norte peninsular llevándose consigo las reliquias que pudieron transportar, entre las que se encontraba la susodicha imagen de Nuestra Señora de Guadalupe. Adentrados en tierras extremeñas y para evitar su profanación enterraron tales reliquias en una zona montañosa cercana a un río conocido como Guadalupe.
Ya en pleno siglo XIV y casi finalizada la reconquista cristiana cuando reinaba en Castilla Alfonso XI andaba el vaquero cacereño Gil Cordero y otros pastores guardando su ganado en una dehesa llamada Guadalupe, cerca del río del mismo nombre. En un momento dado Gil Cordero se da cuenta que había perdido una vaca y salió inmediatamente a buscarla, al rato descubrió el cadáver del animal junto a la ribera del río Guadalupe, desconsolado decidió aprovechar su piel y al sacar la navaja para despellejar al animal volvió a la vida ante la mirada atónita del vaquero. En ese momento la figura de una mujer envuelta en luz que se identificó como la Virgen hizo acto de presencia exclamando:
No temas. Yo soy la Madre de Dios, Salvador del linaje humano. Toma tu vaca y llévala al hato con las otras y vete luego para tu tierra. Dirás a los clérigos lo que has visto. Que vengan a este lugar donde ahora estás. Que caven donde estaba la vaca muerta, debajo de estas piedras: hallarán una imagen mía. Cuando la sacaren, diles que no la muden ni lleven de este lugar donde ahora está, mas que hagan una casilla en que la pongan. Tiempo vendrá que en este lugar se haga una iglesia y casa muy notable y pueblo asaz grande.
Obedeciendo los designios divinos, Gil Cordero marchó a Cáceres y dio cuenta de lo sucedido tanto a las autoridades civiles como religiosas, pero nadie le creyó.
Llegó a casa turbado por todo lo que le había ocurrido y se encontró a su mujer en compañía de algunos clérigos y vecinos llorando desconsolada, su hijo había fallecido y estaba de cuerpo presente. Mirando el vaquero fijamente a su primogénito yaciente recordó como la Virgen había resucitado a la vaca y sin pensarlo demasiado hincó la rodilla en el suelo encomendándose a Nuestra Señora y con mucha devoción suplicó:
Señora, Tú sabes la embajada que de tu parte traigo y creo muy cierto ser esto por Ti ordenado, que yo hallase este mi hijo muerto, porque Tú mostrándote maravillosa en me lo resucitar, sea más ligeramente creído de aquéllos a que soy aquí por Tu mandado venir.
Pues que así es, Señora, suplícote que lo quieras resucitar y de aquí te lo ofrezco por Tu perpetuo servidor y de lo llevar a aquel lugar santo, donde Tú tuviste por bien de me aparecer.
Ante la mirada atónita de todos los presentes, el joven se levantó, como quien despierta de un sueño, todos quedaron maravillados de tan grandioso milagro, díjoles entonces el vaquero a los presentes:
Señores, amigos, sabed que para dar fe al mensaje que yo os traigo, bien era menester que Nuestra Señora tuviese por bien de obrar esta tan gran maravilla, ya que por nuestros pecados muchas veces dudamos en aquellas cosas que no vemos corporalmente.
Y dicho esto, les contó lo que le había sucedido junto al río Guadalupe. Aquel prodigio fue tan sonado que llegó a oídos de todos aquellos que no le creyeron en su anterior pregón. Y tanto sacerdotes como vecinos del Cáceres le acompañaron al lugar donde se le apareció Nuestra Señora. Cavaron donde Gil Cordero se encontró el animal muerto, y tal y como se predijo, no demasiado profundo, encontraron un pequeño sepulcro de mármol con una figura de la Virgen, acompañada otras reliquias y de unos documentos que contaban su historia de la imagen desde su creación a cargo de San Lucas hasta su posterior entierro por clérigos sevillanos en este lugar. Sacaron la imagen de la Virgen junto a las demás reliquias e hicieron una humilde choza de piedra y en su interior juntando algunas piedras crearon una especie de altar poniendo sobre él la imagen de la Virgen y quedando Gil Cordero y su familia como guardadores de la ermita.
Posteriormente, la historia fue conocida por el rey Alfonso XI que visitó la humilde ermita y mandó ampliarla para que se trasformara en un templo digno de la devoción de la Virgen de Guadalupe. A partir de ese momento se fue formando alrededor del santuario una puebla que fue reconocida por el mismo Alfonso XI como lugar de realengo. En 1389 el monasterio fue confiado a la Orden de los Jerónimos, siendo actualmente regentado por los Franciscano
La imagen de Nuestra Señor de Guadalupe, hoy día.
A finales del siglo XV, la popularidad de Nuestra Señora de Guadalupe creció gracias a la especial veneración sentida por Cristóbal Colón, que llevaba consigo siempre una replica en sus viajes al nuevo continente. Cuenta la leyenda incluso que los días previos a su primera expedición americana Colon oró en el interior de la ermita de Guadalupe. Su devoción debió ser tal que al descubrir la Isla Karukera, en 1493 le cambió el nombre por el de Guadalupe.
Bajo la advocación de la Virgen de Guadalupe se conquistó el Nuevo Mundo. Existen además varias advocaciones marianas bajo el título de Virgen de Guadalupe en México, Bolivia, Uruguay, Perú, El Salvador, Filipinas y España.
La leyenda de la Virgen de Guadalupe de México cuenta que tras la conquista de México, a manos de Hernán Cortés, entre los años 1519 y 1521 aparecieron las primeras familias indígenas cristianas en los alrededores de la antigua Tenochtitlan.
Una de estos linajes cristianizados fue el de Juan Diego que vivía con su mujer y su tío Juan Bernardino en Tulpetac. El nombre nativo de Juan Diego era Cuauhtlatóhuac, “el que habla como águila” y su oficio era la manufactura de petates que vendía en Tlatelolco.
Cuenta la leyenda que contando Juan Diego con 53 años, concretamente el sábado 9 de diciembre de 1531, mientras se dirigía a pie a Tlatelolco, en un lugar denominado Tepeyac (actual ciudad de México), vivió una aparición mariana, la Virgen María se le mostró en posición de oración y le dijo que le pidiese al obispo de la diócesis de la Ciudad de México Juan de Zumárraga, que le construyesen en aquel lugar un templo, una demostración del amor y la compasión que sentía por los hombres.
Ese mismo sábado Juan Diego fue a contarle el obispo lo sucedido, pero el religioso no lo creyó y volvió para decírselo a la Virgen, la cual le invitó a insistir
Al día siguiente, domingo 10, Juan Diego volvió a encontrar al prelado, quien lo examinó en la doctrina cristiana y le pidió pruebas objetivas en confirmación del prodigio, negándose de otra forma a creerlo.
El lunes 11 Juan Diego estaba a punto de irse a ver a la Virgen, y contarle que el obispo le pedía pruebas, cuando su tío Juan Bernardino enfermó de gravedad por culpa de la peste y por este motivo Juan Diego no se presentó a la Virgen de Guadalupe.
Yendo el martes por la noche a la ciudad a buscar a un sacerdote para que le administrara los últimos sacramentos a su tío, al pasar de nuevo por el Tepeyac se le volvió a aparecer la Virgen la cual le consoló y le prometió que su tío se recuperaría pero a cambio tendría que subir hasta la cima de la colina de Tepeyac para recoger unas flores y traérselas. A pesar de la fría estación invernal y la aridez del lugar, Juan Diego encontró en la cumbre unas hermosas rosas.
Una vez recogidas las colocó en sobre una manta y se las llevó a la Virgen, que le mandó presentarlas al obispo. Mientras que Juan Diego regresaba a la ciudad de México para ver de nuevo al obispo, la Virgen de Guadalupe se apareció a su tío Juan Bernardino y lo sanó. Una vez ante el obispo Juan Diego abrió su manta y dejó caer las flores al suelo, era la prueba que solicitaba, pues en el pavimento los pétalos de las rosas formaron la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Poco tiempo después se inició la construcción del primer templo dedicado a la Virgen de Guadalupe, en el barrio hoy conocido como La Villa.
Respecto a la relación que pudiera existir entre la Virgen de Guadalupe extremeña y la mexicana existe cierta polémica, si bien la aparición mariana es completamente distinta, el milagro mexicano surge una vez producido y popularizado el milagro de la Virgen extremeña y estando los conquistadores españoles colonizando el nuevo mundo.
Para algunos creyentes la Virgen de Guadalupe de México, se apareció en Tepeyac autodenominándose Virgen de Guadalupe.
Otros sin embargo opinan que es imposible que la Virgen se haya nombrado a sí misma Guadalupe ante unos indígenas no entendía la lengua castellana, por tanto el diálogo tuvo que haberse desarrollado en la lengua nativa, que era el náhuatl. La aparición podría haber dicho que era la Virgen Tequatlasupe, y que, debido a que para los españoles era muy difícil de pronunciar ese nombre, la llamaron “Virgen de Guadalupe” (relacionándola con la Virgen de Guadalupe extremeña). Por otro lado es posible que el obispo de México Juan de Zumárraga, tuviese especial interés en que el nombre de la Virgen fuera el de Guadalupe, para así contar con la simpatía de Hernán Cortés, fiel devoto de ella.
La Virgen de Guadalupe, además de ser la patrona de Extremadura, desde 1907, recibió en 1928 el título de Reina de las España.